- Total €0,00
La escasez de leche de fórmula en EE.UU.
Para millones de padres en todo el país, encontrar leche de fórmula para alimentar a sus bebés se ha convertido en una verdadera odisea. En la mayoría de los supermercados, las estanterías dedicadas a la venta de leche infantil están casi vacías, lo que ha obligado a muchos padres a mover cielo y tierra para encontrar el preciado producto, muchas veces sin éxito. Ante la frustración, muchas personas dicen que han empezado a racionar los alimentos para sus bebés o a diluir la fórmula, lo que podría tener graves repercusiones para la salud de sus hijos.
La escasez de este producto afecta, sobre todo, a las madres que carecen de seguro médico y trabajan en empleos con salarios bajos y largas jornadas que no les permiten amamantar a sus hijos, así como a quienes tienen bebés con alergias o padecimientos que requieren solo cierto tipo de fórmula.
¿Qué ha dado lugar a la crisis de leche de fórmula en EE.UU.?
En febrero de este año, los Laboratorios Abbott, un popular fabricante de leche de fórmula, cerró su mayor planta de producción en Sturgis, Michigan, y retiró del mercado varias de sus leches, después de que una investigación federal determinara que cuatro bebés que consumieron su producto desarrollaron infecciones bacterianas, incluso dos de ellos fallecieron. La investigación reveló la presencia de una bacteria potencialmente mortal (cronobacter) tanto en las líneas de producción como en sus proximidades. Esta planta de Sturgis producía la mitad del suministro de Abbott, por lo que el cierre de la planta agravó los problemas ya existentes en la línea de suministros que surgieron a raíz de la pandemia.
La escasez de la leche de fórmula para bebés se ha agudizado por la persistencia de los problemas en la cadena de suministro y la falta de mano de obra, así como por el acaparamiento de algunos supermercados y las compras de pánico.
Un mercado en manos de unos pocos
Uno de los factores que agrava la crisis es que esta industria valorada en US$2.100 millones en EE.UU. está controlada por un pequeño número de fabricantes.
Hay cuatro compañías que controlan cerca del 90% del mercado de leche de fórmula en el país: Abbott (que representa cerca de la mitad del mercado), Mead Johnson Nutrition, Nestlé USA y Perrigo. Estas empresas operan un número relativamente pequeño de fábricas de leche de fórmula para maximizar su eficiencia y mantener bajos sus costes de producción.
Debido a los altos aranceles (17,5%) y las estrictas reglas de la FDA (Administración de Alimentos y Medicinas de Estados Unidos), solo se importa un 2% del producto. Las reglas de la FDA hacen también que sea muy difícil para nuevas compañías ingresar en el mercado.
Pero la falta de competencia se debe también, según señala The New York Times, a una simple regla matemática: a pocos inversores les interesa entrar en este mercado porque el éxito comercial del producto está ligado al índice nacional de nacimientos, que se mantuvo estable por décadas hasta que comenzó a decaer en 2007. Habiendo entonces tan pocos productores, cuando una fábrica cierra crea un efecto dominó difícil de frenar.
¿Cuándo llegará esta crisis a su fin?
La semana pasada, la FDA y Abott llegaron a un acuerdo para que la empresa reinicie sus operaciones en su planta de Michigan, pero esto puede tardar una o dos semanas. Además, esto no significa que el producto volverá a estar en los estantes en breve. Según señala Abbott, puede haber una demora de cerca de dos meses hasta que el producto llegue a las tiendas. La FDA asegura también que el problema de contaminación que tuvo Abbott Nutrition se ha resuelto y ahora trabaja con la compañía para que aumente la producción en sus instalaciones de Estados Unidos y el envío de productos desde sus plantas en Irlanda.
Por otro lado, la FDA anunció una serie de medidas diseñadas para aumentar el suministro general. La agencia tiene previsto implementar procesos para que a los fabricantes extranjeros de leche de fórmula para bebés les resulte más fácil vender su producto en EE.UU. En respuesta a la creciente presión que hay para solucionar el problema, la FDA también ha instado a los comerciantes a que impongan límites de venta a la leche de fórmula para bebés.
Entretanto, el gobierno de Biden autorizó la llamada "Operation Fly Formula" para facilitar la importación inmediata de leche de fórmula, y el primer vuelo con un cargamento de leche llegó el domingo al país. Además el pasado miércoles, Biden invocó la ley de Producción de Defensa, una medida de tiempos de guerra, para impulsar la producción nacional de leche de fórmula.
¿Qué pueden hacer las familias mientras tanto?
En busca de soluciones, muchos padres han empezado a investigar en internet cómo elaborar ellos mismos sus recetas de leche infantil. Sin embargo, muchos pediatras advierten que esas fórmulas pueden carecer de nutrientes básicos o incluso presentar otros riesgos para la salud de los bebés. La FDA alerta: "Los problemas potenciales asociados con errores en la selección y combinación de ingredientes para la fórmula son muy serios y van desde desequilibrios nutricionales severos hasta productos que no son seguros y pueden dañar a los bebés", dice el organismo en su página.
Los expertos también advierten que no es buena idea diluir la fórmula de la leche para bebés. Kelly Bocanegra, gerente del programa federal Women Infants and Children en San Antonio, dice que “rebajar la fórmula puede producir un desequilibrio nutricional y generar problemas graves”. Si queda poca cantidad, hay que continuar preparándola como dictan las instrucciones y no caer en la tentación de diluirla con agua para hacerla durar más.
Algunos consejos que han dado a las familias:
- Buscar en almacenes pequeños y farmacias que podrían tener todavía suministros.
- Sugieren también llamar al pediatra, ya que este puede tener muestras, o conexiones con organizaciones locales o ideas de dónde se puede conseguir.
- Piden también no comprar suministros más que para 10 días o dos semanas, para no agudizar la crisis.
- Intentar adquirir el producto en internet hasta que disminuya la escasez.
- Comprar a distribuidores y farmacias reconocidos (de confianza) no en lugares de venta individual o sitios de subasta. No adquirir leche de fórmula del extranjero, porque no está controlada por la FDA.
- La mayoría de los bebés no tiene problema si se le cambia la marca de la fórmula, a no ser que el pequeño tome leche hidrolizada. Si no está seguro se debe consultar con su pediatra.
- Consultar con grupos de redes sociales. Hay varios dedicados a la alimentación infantil y leche de fórmula. Los miembros pueden tener información sobre dónde conseguir este producto, pero antes de hacer cualquier compra, preguntar al pediatra.
- Aunque las fórmulas para niños pequeños no se recomiendan para bebés, pueden ser una opción segura para quienes están cercanos a cumplir un año de edad, pero igualmente se debe consultar con un pediatra.
Un negocio poco rentable
Nos parece increíble descubrir que un producto de alimentación indispensable para bebés se haya convertido en un negocio, en este caso poco rentable, con lo que ello conlleva: que el mundo empresarial tenga más miras en sus objetivos económicos que en la necesidad social de sus productos. ¿Desde cuándo un alimento para bebés debe ser un negocio y por qué los gobiernos lo permiten? ¿Es que preferimos dejar morir a los bebés de hambre o crearle trastornos alimenticios que no obtener beneficios? ¿Qué mundo estamos creando en el que nos importa más el dinero que la salud de los pequeños?
Puede que el problema de esta escasez de leche de fórmula se vea solo como un problema económico o productivo. Pero si miramos un poquito más allá empezamos a ver a bebés con intolerancias alimenticias que no pueden tomar cualquier leche, a madres que por tener hasta dos y tres trabajos con contratos basura no tienen más remedio que tirar de leche de fórmula para alimentar a sus pequeños porque no pueden permitirse dar pecho a demanda… Un sin fin de problemas que no son solo económicos y que, como siempre, acaban pagando los más débiles.